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Complementaciones al NTC ... blog sobre Julio Flórez,
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Julio Flórez,
su coronación.
Poeta Nacional.
Enero 14, 1923,
Usiacurí (Atlantico, Colombia).
Usiacurí (Atlantico, Colombia).
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El Tiempo, Enero 14, 1923. Primera página
http://www.eltiempo.com/eltiempoimpreso/index.php?modeq=poranio&anio=1923
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ventana.
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El Tiempo, Enero 16, 1923. Página tercera
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El Tiempo, Enero 19, 1923. Página sexta
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Recordando a Julio Flórez
EL TIEMPO. EDITORIAL.Enero 10 y 11, 2013
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La coronación: ¿premio o castigo?
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DEL LIBRO (Págs. 318 a 328)
"Todo nos llega tarde ...". Julio Flórez. Biografía. Gloria Serpa-Flórez de Kolbe. Ed. Planeta. 1994
http://julio-florez-ntc.blogspot.com/2013_01_07_archive.html
8.2. La coronación: ¿premio o castigo?
"Julio Flórez fue la esencia lírica de la patria. Fue un poeta
genial, un hombre de dolor y de pasión, un iluminado intérprete
de la tragedia racial, un anunciador de los destinos de su gente.
Colombia no podría glorificar con acierto y justicia como
poeta nacional, es decir; como cantor de sus propios sentimien-
tos, de sus angustias, de sus cóleras, de sus miserias, de sus
grandezas, sino a Julió Flórez. Pombo, Silva, Valencia, han sido
más pulcros, más vastos, o más sabios. Ninguno ha sido más leal
ni más fiel, al mandato del espíritu y de la sangre de Colombia ".
ARMANDO SOLANO
Pronto en Barranquilla se dieron cuenta del estado de gravedad de
Flórez. Entonces se comenzó a plaríear un homenaje en su honor,
se soñó con ceñir en sus sienes los laureles que merecía años ha,
como poeta amado y reconocido por toda la nación, y al fin todo
cristalizó, cuando la señora Lucila Pirroti sugirió al señor Goberna-
dor la posibilidad de pedir al nuevo Presidente de la República, Pedro
Nel Ospina, la corona de Poeta Nacional para Julio Flórez. El gober-
nador, general Eparquio González, comunicó la idea inmediatamente
al presidente, quien la acogió con el mayor interés y pidió que fuera
coronado en Barranquilla:
"Evidentísimo Julio Flórez merece simbólica corona capital
república. Pero enfermedad próximo desenlace fatal, impide
nuestra más auténtica gloria nacional, ceñirla en inmortal Atenas
Suramericana. Tal razón justifica coronación en Barranquilla.
Ustedes viviendo en comunidad inteligentísima, incomparable
con victorias del gran poeta. Ustedes ennobleciendo páginas
brillantísimas de nuestra literatura, que representan toda una
época de nuestra vida nacional, son los primeramente obligados
a secundar, defender, dar m.ayor realce fiesta coronación pro-
yéctase Barranquilla, célebre por patriotismo sus hijos".
Flórez ya había legalizado su situación familiar, aunque la sociedad
barranquillera, más amplia y comprensiva que la bogotana, había
aceptado desde siempre su estado civil y dejaba prevalecer su ad-
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Página 319
miración al poeta sobre la condenación a sus ideas religiosas. Así y
todo, dentro de las señoras, hubo algunas extremadamente católicas que
pusieron al grito en el cielo cuando se habló del homenaj e:
"¿ Qué importa que sea coronado en la tierra si no es coronado en
el cielo?"
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Cuando el poeta tuvo la primera noticia de este acontecimiento, trató
de oponerse hasta donde sus fuerzas le permitieron, pero el homenaje
ya estaba decretado. El 6 de diciembre, Flórez envió al gobernador
un enigmático telegrama con puntos suspensivos en lugar de palabras
y su firma, al que el general contestó:
"telegob Barranquilla, diciembre 7 de 1922
Julio Flórez
Usiacurí
Contúrbame el lenguaje mudo de los inmortales
EPARQUIO GONZALEZ"
Flórez, en confianza, rogó que si se habría de hacer la coronación,
suplicaba que no le tomaran fotos. Desgraciadamente, el deseo del
poeta no se cumplió y quedaron algunos recuerdos gráficos de este
aciago día
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El general González pronunció en el Club A.B.C. el discurso de aper-
tura a la Exposición de Arte Francés y pidió a don José Víctor Dugand,
gerente de ese centro social, que tomara en sus manos la creación de
una Junta (8.2.1.) para organizar la ceremonia en honor a Flórez. Sería
presidente honorario el Jefe del Estado, general Ospina, quien al ser
notificado, contestó con los siguientes telegramas:
1. "Hn. Junta Organizadora
Agradezco sinceramente a la Junta encargada de llevar a efecto la
coronación del altísimo poeta colombiano Julio Flórez, la desig-
nación hecha en mí para Presidente Honorario. De todo corazón me
adhiero a tan justo homenaje y felicito a Uds. por esta iniciativa
que tan fielmente representa el sentimiento unánime del país. Ruego
al General González, representarme en los actos que se verifiquen.
PEDRO NEL OSPINA"
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320
2. "Al gobernador Eparquio González
Con mucho gusto me he asociado a las festividades que han de
celebrarse en honor del altísimo poeta Julio Flórez. Doy a Ud. y
la Hn. Junta que preside, mis agradecimientos por el puesto que
me ha señalado en el acto de su coronación.
PEDRO NEL OSPINA"
Este tardío reconocer a Flórez como "poeta nacional" ahora que ha-
bía cumplido con las demandas de las instituciones legales y eclesiás-
ticas, se interpretó como una jugada política del nuevo presidente
conservador de la república, para congraciarse con el pueblo liberal.
Se levantaron voces a favor del poeta, que pidieron proteger sus de-
rechos de hombre en la antesala de la muerte. Gonzalo Girón Franco
escribe el 11 de diciembre de 1922:
"Coronarlo en tal trance acaso sería perturbarlo en sus momen-
tos trágicos. Ya el rimador inmortal ha sido consagrado por los
que han llorado al conjuro maravilloso de su verso ... Mejor se-
ría anunciar a todos los ámbitos la agonía de Flórez para que un
homenaje nacional en forma de mensajes viniera a saludarlo
antes de que la fría mano de la muerte cierre para siempre sus
ojos nictálopes ... ".
Se pensó también en realizar una coronación simbólica en Barranqui-
lla, que no requiriera la presencia del poeta, para acatar el clamor
general del país que rogaba lo dejaran morir en paz. Pero el mismo
Flórez rechazó esa alternativa diciendo que si la ceremonia se llevaba
a cabo, él tomaba la resolución irrevocable de estar presente en ella.
Se designó una comisión que viajaría a Usiacurí a conocer las ideas
y el estado de salud del enfermo: el día 19 de diciembre a las cinco
de la tarde, salieron de Barranquilla los señores Santiago Rozo, Juan
González Porrati y ioaquín Flórez, hermano de Julio, en un automó-
vil cedido por el general Eparquio González. Hora y media después
llegaron al balneario de Usiacurí, en donde había levantado el poeta
su "tal da campestre de amor, hogar, y trabajos continuos de inteligen-
cia, de espiritualidad, de arte y de campo".
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Flórez ya se encontraba reducido al lecho. En un sencillo apartamen-
to, entre una cama blanca protegida por una cortina transparente, lo
encontraron:
"desencajado, con las muestras del estrago de la enfermedad en
la región facial; sus piernas y sus pies insensibles, pero el espí-
ritu, el timbre y las modulaciones de voz, sus brazos y sus ma-
nos y la poderosa inteligencia en su más completo vigor. .. ".
"Le referimos que se trataba de dar a la coronación un esplendor
inusitado, para lo cual se había solicitado ya de los doctores
Guillermo Valencia y José Joaquín Casas que tomaran parte en
la velada. En cuanto al Sr. Casas, ya se le dirigió una carta por
el hidroavión en que se le suplica venga a pronunciar el discurso
de la coronación por ser el Sr. Casas y Flórez, amigos y coterrá-
neos". (8.2.2.)
José Joaquín Casas, al saber la noticia de la ceremonia, agradeció
pero declinó participar en ella, de la misma forma como Pedro Nel
Ospina y Guillermo Valencia. De Casas se conservan dos telegramas
enviados a Flórez desde Cajicá el 26 de diciembre de 1922.
1) "Evocando primera infancia abrazote efusivamente pidiendo a
Dios por ti. Amigo, paisano.
J. J. CASAS"
2) "Julio Flórez Genio portentoso, Gloria continental. Pido a Dios
por el amigo.
J. J. CASAS"
y uno a la Junta:
3) "Bogotá, enero 5 de 1923
Gral. González, señores Dugand, Alzamora, Sánchez, Carbonell,
Calvo, Rozo, Bermúdez.
Barranquilla
Invitación ustedes coronar portentoso poeta Julio Flórez hónrame
sobremanera, lígame con nuevo vínculo cariñoso a cultísima capital
Atlántico. Deberes ineludibles mi cargo impídenme ir ahora. Prome-
to, Dios mediante, visitarlos velada febrero. Con ustedes adictísimo.
JOSE JOAQUIN CASAS"
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322
Y el maestro Valencia envió a Flórez unos hermosos versos alejan-
drinos de los que transcribo de memoria una estrofa:
"Llegan a mí las voces de un canto alborozado.
Te aclaman, no sonríes: te cercan y estás solo
-como un ciprés en medio de un islote olvidado ... ".
y un telegrama a la Junta Organizadora:
"Popayán, 6 de enero de 1923
. Sres. Preso miembros junta homenaje Julio Flórez
Barranquilla
Agradecidísimo tantas finezas. Dígnense disponer como gusten.
Deploro que premura tiempo impidiérame colaborar dignamen-
te. Abóneme máxima voluntad. Respetuosamente.
GUILLERMO VALENCIA"
El enfermo rogó que los doctores Jorge E. Calvo y Putman vinieran
a Usiacurí para conceptuar si él podría viajar a Barranquilla, donde
la coronación tendría lugar entre el 8 y el 12 de enero. El señor Di
Ruggiero había ofrecido gratuitamente el Teatro Colombia de Ba-
rranquilla para la ocasión. (8.2.3.) Pero la salud del poeta empeora
cada día. Entonces se decide llevar al enfermo a la capital del depar-
tamento para hospitalizarlo mientras llega el momento solemne. Es
trasladado con gran dificultad a Barranquilla y lo dejan en manos del
doctor Jorge E. Calvo. Cuidan de tan ilustre enfermo, las Reverendas
Hermanas. Se prohíben las visitas y se trata de que su reposo sea
absoluto. Hay que coronarlo a toda costa.
Pero antes de una semana transcurrida el poeta pide que lo lleven de
nuevo a su casa. Para efecto de ese traslado el médico tratante expide
un certificado firmado en Barranquilla el 27 de diciembre de 1922: el
poeta puede volver a su casa por unos días y luego regresar a Barran-
quilla para su coronación. (8.2.4.)
La vida de Flórez se estaba extinguiendo como una llama débil. Pron-
to se levantó un clamor general para que se cambiaran los planes y la
ceremonia se realizara en UsiacurÍ. Sobre ese propósito Paco Lince
escribió una reflexiva nota en el periódico:
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323
... "hagárnosle esa apoteosis en su retiro de la montaña, en su
lecho de dolor, en la casita humilde donde ha gozado y ha sufri-
do tanto, en la morada alegre y triste, cuna y sepulcro de su
existencia ( donde) empezó a vivir la vida tan intensamente que
pudo repartirla a otros seres, ( donde) terminarán tristemente rotas
para siempre sus alas sin poderlas tener nunca más por el espa-
cio ilímite de sus pensamientos.
Que se haga un homenaje, pero un homenaje sencillo, discreto,
cordial... como un sacramento". (8.2.5.)
Pero el homenaje no fue ni mucho menos sencillo ni discreto.
Era el14 de enero. Llegaron a Usiacurí a las diez y veinte de la ma-
ñana. Llegaron en 163 autos enjubilosa y exultante romería presidida
por altos funcionarios del Estado y compuesta por amigos del poeta,
hermanos suyos en el divino arte y mujeres hermosas, las más hermosas
del litoral. Cerraban el patriótico cortejo, portadoras de guirnaldas y
regalos, las gentes del pueblo cuyas almas vibraron también y vibran
aún con cada estrofa, con cada verso brotado de aquella inspiración
poética
.
A las once entraron a la pieza donde yacía el enfermo, adolorido,
extenuado. Casi agonizante lo sacaron del lecho, le pusieron un abri-
go de paño, lo pasaron a una silla que llevaron en andas hasta el patio
exterior frente a su casa, sitio preparado para la ceremonia. Allí esta-
ba arreglado un "trono" sobre un tablado cubierto de carpas donde se
pusieron las coronas, bouquets y liras florecidas obsequiadas por las
distintas delegaciones y colonias extranjeras. Todo parecía tapizado
de flores. En la plataforma, al lado del poeta, colocaron a su esposa
y a sus cinco hijitos (8.2.6)
Allí estaban también las niñas Rita Isabel Alzamora y Beatriz Dugand
Roncallo, quienes portaban la corona de laureles simbólicos orlada
con la bandera nacional tricolor. Con sus lindos rostros las dos mu-
chachas parecían las imágenes vivas de aquellas musas que siempre
inspiraron al bardo. Pero en el fondo de su alma, ellas con horror
sintieron cómo la muerte ya rondaba las sienes del poeta.
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324
Una fotografía muestra gráficamente la ruina fisiológica en que éste
se hallaba: subido el cuello del sobretodo, una bufanda envuelta en la
garganta, un pañuelo anudado alrededor de la cara, la boca torcida en
espantosa mueca, el bigote lacio, el cabello en desorden, los ojos
tristes e indecisos ... (C/8/3)
Al pasarlo a la silla, el poeta se quejó:
"-¡Ay, qué cara me cuesta la coronación!".
Alberto Miramón, de niño, se encontraba entre los presentes y así lo
recuerda:
"En. una silla sentado, un tanto decaído, pero tratando de son-
reír, Julio Flórez fue sacado de la casa y llevado en vilo hasta el
improvisado escenario. Daba pena pensar que quien bajo el do-
rado cielo del Teatro Colón de Bogotá o en el escenario del
Teatro Cisneros de Barranquilla o en mil lugares públicos -en
Caracas, en México, en España misma-, como un solitario men-
sajero de Colombia que llevaba en su áurea lira toda la nostalgia
de la raza, todo el íntimo dolor de su pueblo recién salido de una
cruda guerra civil y todas las músicas de la Patria, según frase
de Luis María Mora; con su voz vibrante y su estro romántico
enloqueció a las multitudes, permaneciera ahora estático, débil
y casi ausente".
"Las gentes se agolpaban frente a la casa del poeta -y yo entre
ellas, de la mano de mi tío Enrique-, ansiosas de verle en el
momento supremo ... No cabía en mí de exaltación. Iba, no so-
lamente a ver coronar al gran poeta, sino a estar cerca -de él, a
oírle de nuevo, a estrechar su mano, a hablarle acaso. Mí emo-
ción era grande porque, en el solo nombre de Julio Flórez, había
como un nimbo que envolvía su persona y su obra ... ". (8.2.7.)
Un palidez mortal bañaba el rostro mosqueteril y romántico, cruel-
mente mordido por la atroz enfermedad que aceleradamente le con-
sumía la vida como una hoguera interior. Frente a su sonrisa dolorida,
un tanto escéptica y un mucho emocionada de hombre que ya transita
por las antesalas de la muerte, se dijo la palabra consagratoria y, a los
acordes del patrio himno, se colocó el laurel de los inmortales sobre
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su frente, que ya mucho antes había sido coronada por la gloria po-
pular, espontánea y definitiva. (8.2.8/9) Las 2.000 personas que asistían
al acto entonaron el Himno Nacional. Luego los intelectuales recita-
ron sus poemas en honor del bardo: Lino Torregroza, Jorge Mateus,
Leopoldo de la Rosa, delegado especial de la Secretaría de Instruc-
ci~n PUblica de México y de los poetas e intelectuales mejicanos ...
Mas tarde un buen amigo escribiría:
"Tengo para mí que el acto de la coronación de Flórez precipitó
el acto infausto de su muerte. Los poemas de Jorge Mateus y de
Lino Torregroza declamados en ese momento tuvieron crueldad
homicida. Cuando concluyó la ceremonia apolínea, el poeta me
dio la sensación de un cadáver, tal su palidez, lo afilado de su
rostro, la quietud de sus ojos empañados y ... el dejo, el abando-
no tremendamente triste, doloroso, angustioso, en que él estaba.
El Poeta apenas si entreabrió los ojos para mirar al cielo ... "
.
.
Y entonces, pasaron todos a saludarlo, en una fila interminable como
en "sueños de morfina" para calmar el dolor. (RSI)
"El poeta conmovido, inmóvil, pero sereno, agradeció con elo-
cuente silencio la manifestación de que era objeto, guardando
la dignidad suprema que aconseja Gracián, la de nunca perderse
el respeto a sí mismo; la de conservar la mesura hasta en el dolor
( ... ). A la vera de mi buen tío Enrique, me fui aproximando hasta
el sitio donde Julio Flórez recibía los amigos, los conocidos o
los curiosos que pugnaban por contemplarle de cerca.
Cuando nos llegó el turno de saludarlo, el poeta levantó traba-
josamente la cabeza, fijó sus ojos sin brillo sobre mi tío y, con
una voz apagada, trémula, con una voz que nunca le había es-
cuchado, le dijo, extendiéndole la mano:
-Gracias Enrique ... ¡por Dios, para qué has venido!
No hacía falta hablar más. En aquel momento, desconcertado
-como después leí en una crónica de Lucio Sorel sobre el autor
de 'Idilio Eterno'-, yo sentí dolor e ira a la vez, al contemplarlo
de cerca y comprobar el ineludible estrago de la enfermedad.
Aquel ojo inmóvil, aquella comisura de la boca que cae y da
expresión de espanto al rostro desfigurado por un abultamiento
con una mancha violácea entre la sien y la mejilla; afeitado del todo,
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326
más patente se hacía la cérea color de la muerte en el rostro,
semicubierto por un pañuelo de seda que trataba de ocultar el
mal traidor que le roía interiormente la cara; las gotas de sudor
que rodaban desde su frente coronada, imprimiéronme en el co-
razón, para siempre, cual admonición tremenda, la imagen de
la inanidad de todas las grandezas hasta el punto de que puedo
decir que, mirándolo allí coronado y enfermo, cuasi moribundo,
antes de haberla leído, sentí la triste verdad de la frase de Balzac:
»La gloria es el sol de los muertos«". (8.2.10.)
Finalmente después de las largas horas de la ceremonia, alzaron la
silla del poeta ya extenuado, y lo depositaron de nuevo en su lecho
de agonía.
8.3. " ... hasta la muerte"
"Cuando todavía podía estar en pleno vigor; cayó Flórez ven-
cido por un mal implacable, y perdieron con él las letras del
pais, una de las más excelsas figuras".
"El Tiempo", Bogotá, 1 enero de 1924
El Presidente de la República, Pedro Nel Ospina, había enviado una
carta a Flórez el 14 de enero de 1923, cuando fue coronado como
Poeta Nacional. El poeta escribió un telegrama con la recomendación
de que después de su muerte, le fuera enviado al Presidente:
"Gracias por su bella carta. Recomiendo al gobierno de Colom-
bia la educación de mis niños. Ellos le pagarán con amor y gra-
titud~ Son buenos e inteligentes y han heredado de mí todo el
afecto que merece la gran madre. Suplícole a Usted personal-
mente hacer cumplir en cuanto sea posible mis últimas volun-
tades consignadas en mi testamento. (8.3.1) (C/8/4)
¡Adiós!
JULIO FLOREZ"
Julio Flórez murió el martes siete de febrero de 1923 a las diez y
veinte de la mañana. El médico Federico Hernández lo asistió en
su agonía. En plenas facultades, su vida se fue apagando lenta y ca-
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327
lladamente abrazado a un crucifijo y rodeado de su mujer, sus hijos,
su hermano y sus amigos. Después de algunos segundos de trá-
gico silencio interrumpido solamente por los. sollozos y las ora-
ciones, el poeta abrió los ojos y exclamó en serena voz sus últimas
palabras:
"-¡Oh! [Qué grande es el universo!"
Joaquín Flórez Roa (C/8/5), ya había puesto un telegrama a Barran-
quilla para avisar a su familia que la salud del poeta se había agrava-
do. En un segundo despacho informaba:
"Murió"
La noticia cundió, difundida por la gente y los diarios de Barran-
quilla. Inmediatamente se pusieron en marcha 8 o 9 automóviles
particulares: el de Ernesto Cortizzos que transportaba a los amigos
del poeta, a los miembros de la colonia del interior y repre-
sentantes de la prensa barranquillera; e! carro del Gobernador de!
Departamento con éste y sus secretarios: el del Alcalde de la capital,
y otro de los redactores del periódico de Abel Carbonell, "Diario
del Comercio" en e! cual viajaban Jorge Mateus, Leopoldo de la
Rosa y Limogez. Alguien encargó un cartel funeral negro con letras
doradas:
"JULIO FLOREZ
PRINCIPE DE LA POESIA CASTELLANA,
GLORIA, ORGULLO DE LA PATRIA,
HA DEJADO DE EXISTIR"
En menos de dos horas recorrieron los 56 km de carretera, a la increíble
velocidad de 30 km por hora. Los pueblos, engalanados semanas
antes por el paso de quienes iban a rendir al poeta el homenaje de la
coronación, ahora estaban silenciosos y tristes. Los campesinos se
acercaban a los coches y al enterarse del desenlace, se alejaban llo-
rando.
El cuerpo del poeta, amortajado en blancas sábanas y conveniente-
mente encalado, se colocó en la sala de su casa, en el ataúd de madera
.
328
-.
328
de cedro ordenado por él mismo; caja a su medida, sin pintura ni
tallas de ninguna clase. Sobre el pecho le colocaron, obedeciendo a
su orden verbal, el crucifijo de plata que le habían enviado los presos
de Santa Marta el día de su coronación, obra modelada y fundida por
ellos mismos en la penitenciaría.
La iglesia de Usiacurí guardó por unas horas de liturgia el cadáver
del poeta. Después, ya entrada la noche, lo cargaron en hombros sus
amigos y parientes hasta la hondonada silente y cálida donde se
encuentra el cementerio del pequeño pueblo, en desfile mudo a la
luz de faroles encendidos. Su mujer y sus hijos, rodeados de amigos
y de altas personalidades del gobierno y las letras, depositaron al
poeta con inmenso dolor, en una cripta levantada exprofeso por el
Municipio de Usiacurí y se-guardaron los cinco minutos de silencio
que el poeta había pedido en lugar de discursos. El Padre Casalins
rezó el miserere ritual y dio al poeta y amigo, "una de las despedidas
más humanamente conceptuosas, más fraternales y más pulidas en
dicción que puedan formularse con cariño por el arte y por el artista
que allí dejaban". (8.3.2./3/4)
Transcurridos dos años, la familia trasladó sus restos al rincón del
cuarto donde murió el poeta, una pieza escueta y desapacible, de un
metro en cuadro y enlucida con cal. Tras de la puerta, en un rincón
húmedo y frío estaba la tumba del ciudadano nacional más conocido
de su época, del poeta más amado por su pueblo.
Con el tiempo lo pasaron al centro de la habitación, e hicieron allí
un pequeño monumento a su memoria. El sepulcro, pintado de
blanco, ostenta una lápida con la inscripción solicitada en su testa-
mento:
JULIO FLÓREZ
COLOMBIANO
329
LAS MANOS DE MI MADRE
Manos que en el crespón de la tiniebla
de la noche insonora
pálidas flotan como airón de niebla.
¡Oh, las manos difuntas
de la triste señora,
de la madre doliente
que ha tiempo no responde a mis preguntas!
¡Oh manos que existieron solamente
para elevarse a Dios y vivir juntas!
Manos hechas de amor, adoloridas,
sangradas sin cesar por los abrojos
de las ajenas vidas ...
Que nunca hubieron de ocultar sonrojos,
que en el mundo cerraron mis heridas
y que se fueron sin cerrar mis ojos.
¡Oh manos aguzadas
por el dolor y la piedad... divinas
manos que vi a menudo entrelazadas
cual si una de otra, acaso por lo finas,
siempre hubiesen estado enamoradas!
Manos claras, radiosas.
que siempre aleteantes y piadosas,
esparciendo un frescor de esencias vagas,
posábanse cual níveas mariposas en
los rojos claveles de las llagas.
330
Manos alabastrinas,
frágiles y pequeñas,
cuyos dedos de raso,
en la noche del mal llena de espinas,
me llamaron por señas
y enderezaron mi torcido paso.
Manos claras, serenas,
azuladas apenas
por la red de las venas,
que parecían, al tocar las cosas,
por encima, azucenas;
y por debajo, rosas.
Manos sabias, prolijas,
que mi sudor secaron en la cuesta
que me tocó subir ... Manos de santa
que nunca entorpecieron las sortijas,
y en mi noche más lóbrega y funesta
trizaron la blasfemia en mi garganta.
Desde la eternidad donde cual una
tenue gasa de luna
flotáis, manos queridas
que nunca hubisteis de ocultar sonrojos
y en el mundo cerráistes mis heridas ...
volved, ¡oh manos ..! y cerrad mis ojos.
JULIO FLOREZ
1. F. OBRA POETICA pág. 267)
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331
VIII. NOTAS
8.1.1. Constitución Política de la República de Colombia. Colección Codex
Brevis, Ed. Voluntad, Bogotá, 1965.
8.1.2. Casalins, R., Lorenzo: "Postrimerías de Julio Flórez", Ed. América Espa-
ñola, Barranquilla, 1940.
8.1.3. Dedicatoria del libro Cigüeñas Blancas del poeta Guillermo Valencia a
Julio Flórez:
"Al divino
Flórez
Su amigo y admirador,
G. Valencia"
8.1.4. Los nombres que puso Julio a sus hijos y con los cuales los llamó
siempre, fueron: Cielo (1910), León Julio (1912), Divina (1914), Lira
(1917) y Hugo (1920). Los segundos nombres fueron añadidos el día de
la ceremonia religiosa del bautizo por demanda del sacramento, que exige
un nombre del santoral para bautizar a un católico.
8.2.1. La Junta Organizadora de la Coronación:
Presidente Honorario: Sr. Presidente de la República, general Pedro Ncl
Ospina.
Principales: José Víctor Dugand (presidente del Club A.B.C. de Ba-
rranquilla), Julián Alzamora, Ernesto Cortizzos y José di Ruggiero
Vocales: Manuel Julián Alzamora, Abcl Carbonell (director del diario "El
Comercio"), Enrique Sánchez A (secretario general de la Gobernación
del Atlántico), y Jorge A Calvo
Secretarios: Santiago Rozo, Rafael Flórez Bcrrnúdcz
Tesorero: Ernesto Cortissoz
Secretario del Tesorero: Julio Hoenisberg
.
Ratificamos a Ud. nuestro espontáneo ofrecimiento que hacemos al Señor
DI DOMENICO HERMANOS y CIA.
.
334
COMENTARIOS
C/8/1
Así conservan sus hijos en Barranquilla el tomo de Fronda Lírica,
dedicado por Julio a Petrona 13 días antes de morir. Este libro, publi-
cado en Barranquilla en su segunda edición en 1922, fue el último
que se editó en vida del autor.
C/8/2
Adolfo León Gómez, poeta colombiano amigo de Flórez, murió en-
fermo, en elleprocomio de Agua de Dios.
C/8)3
En los oídos de quienes lo acompañaban en este trance, quizá tem-
blaban algunas de las palabras que habían descrito la figura varonil
del poeta en sus épocas de esplendor:
"La cara, la cabeza toda, es un poema por la expresión y por la
belleza: pálido, con una palidez de perla, y tan fino y satinado
de tez, que parece cera esmerilada; las cejas y el bigote son tan
negros y tan primorosamente dibujados que no parecen de
gente de verdad sino de gente pintada. Los labios son tan gra-
ciosos, tan volubles y tan sumamente rojos, que no puede con-
cebirse cómo, con esa anemia que denuncia aquel cuerpo, haya
ahí tanta sangre y tanta vida; y son sus dientes tan primorosos y
blancos que hasta parecen azules. Tiene ojeras violadas y unos
ojazos rasgados con una pupila tan grande y de una negrura tan
intensa, que se le forman focos de luz, como los ojos de las
Dolorosas; también en el pelo liso y un poco flotante se quiebran
.
.
332
Señoras: Isabel Miramón de Fonnegra, Beatriz Aycarddi Castro (Presi-
denta de las Madres Católicas).
8.2.2.
8.2.2.
Rozo E., Santiago: "La coronación del gran poeta colombiano Julio Flórez
-Una visita a Usiacurí-". (RSD)
8.2.3.
8.2.3.
"Barranquilla, Diciembre 16 de 1922
Señor Don Julio Flórez
Usiacurí
Muy distinguido señor:
Desde el primer día que tuvimos conocimiento que se trataba de rendir a
Ud. un justo homenaje por ser el poeta más insigne de la poesía española, por
conducto del Dr. Santiago Rozo E., enviamos una cana al señor Gobernador
del Departamento, ofreciéndole gratuitamente y debidamente arreglado nues-
tro Teatro Colombia, para que en él se verifique la fiesta de su coronación.
Nuestro teatro que lleva el nombre sagrado de su Patria, a la cual estamos
nosotros particularmente agradecidos, puede disponer de las siguientes
localidades:
Ochenta y siete palcos de seis entradas (87)
Mil quinientas lunetas (1.500)
Tres mil galerías (3.000)
Trescientos pasillos (300)
lo que da un total de: cinco mil trescientos dos entradas = (5.302)
Ratificamos a Ud. nuestro espontáneo ofrecimiento que hacemos al Señor
Gobernador del Dpto. de quien recibimos ya contestación afirmativa, porque
en la medida de nuestras fuerzas queremos gustosamente contribuir a la
gran ocasión que tan merecidamente se prepara a Ud.
Somos de Ud. alias y Ss. Ss. y amigos,
DI DOMENICO HERMANOS y CIA.
Ido. José Di Ruggiero
DI DOMENICO HERMANOS y CIA.
Sociedad industrial cinematográfica latino-americana
Bureau Central de Bogotá (Colombia)
Compradores y alquiladorcs de películas
Distribuidores para:
Colombia, Venezuela, Panamá, Centro América, Guayanas y Antillas Me-
nores de la famosa marca PATHE americana y de las principales casas
europeas.
Sucursal Barranquilla
Apartado 65"
333
8.2.4.
Barranquilla, 27 de diciembre de 1922
"Certifico que el sr. Julio Flórez puede volver a Usiacurí y permanecer allá
diez o doce días para volver a la fiesta de la coronación sin que en esto
haya peligro que amenace la vida de tan ilustre ciudadano.
Dr. JORGE E. CALVO"
8.2.5. Lince, Paco: "La Coronación de Julio Flórez". (RSD)
Relato condensado de testigos presenciales de la coronación del poeta
colombiano:
8.2.6. Teresa Silva, entrevista concedida por teléfono desde Suiza a Munich,
8.2.7. Alberto Miramón. Obra Cit.
8.2.8. Ciro A. Osario, "Usiacurí, donde murió el poeta -En los años 30 de su
muerte", "El Espectador", Bogotá, febr/53.
8.2.9. Jorge Mateus, "El entierro de Julio Flórez", "Cromos"
8.2.10. Alberto Miramón, Obra Cit.
8.3.1. "Hace 25 años: La Muerte de Julio Flórez", "El Tiempo", Bogotá, febrero
7 de 1948.
8.3.2. Mateus, Jorge: "El entierro de Julio Flórez" Rev. "Cromos", No. 442, Vo-
lumen XIX, febrero 7 de 1925.
8.3.3. Villaveces, Manuel (Limogez): "Cómo registró el 'Diario' de Barranquilla
sus últimos días", LD "El Tiempo", 4 de febrero de 1973.
8.3.4. Liévano, Roberto: "La muerte de Julio Flórez", "El Gráfico", Bogotá,
1923.
..
334
COMENTARIOS
C/8/1
Así conservan sus hijos en Barranquilla el tomo de Fronda Lírica,
dedicado por Julio a Petrona 13 días antes de morir. Este libro, publi-
cado en Barranquilla en su segunda edición en 1922, fue el último
que se editó en vida del autor.
C/8/2
Adolfo León Gómez, poeta colombiano amigo de Flórez, murió en-
fermo, en elleprocomio de Agua de Dios.
C/8)3
En los oídos de quienes lo acompañaban en este trance, quizá tem-
blaban algunas de las palabras que habían descrito la figura varonil
del poeta en sus épocas de esplendor:
"La cara, la cabeza toda, es un poema por la expresión y por la
belleza: pálido, con una palidez de perla, y tan fino y satinado
de tez, que parece cera esmerilada; las cejas y el bigote son tan
negros y tan primorosamente dibujados que no parecen de
gente de verdad sino de gente pintada. Los labios son tan gra-
ciosos, tan volubles y tan sumamente rojos, que no puede con-
cebirse cómo, con esa anemia que denuncia aquel cuerpo, haya
ahí tanta sangre y tanta vida; y son sus dientes tan primorosos y
blancos que hasta parecen azules. Tiene ojeras violadas y unos
ojazos rasgados con una pupila tan grande y de una negrura tan
intensa, que se le forman focos de luz, como los ojos de las
Dolorosas; también en el pelo liso y un poco flotante se quiebran
.
335
los rayos solares como en superficie charolada. En toda esa fi-
gura tan idealmente hermosa y tan varonil, hay un no se qué de
triste y enfermizo que encanta y ofusca al mismo tiempo"
(Carrasquilla, Tomás: Carta fechada en Bogotá el 2 de diciembre de
1895).
"Tenía la frente ancha y espaciosa, recta la nariz, sedeños los
'cabellos de ébano, la boca sensual y unos ojos que soñaban des-
piertos, grandes y adormidos y como interrogando extrañas le-
janías. Su color era moreno como el de los más bellos moros ... ".
(Mora, Luis María: "Croniquillas de mi ciudad" en Gran Crónica de
Julio Flórez por Hernán Restrepo Duque. Co1cultura No. 65, Bogotá,
1972).
Y la opinión de su sobrino, Leonidas Flórez Alvarez:
"Los que no conocísteis al poeta en el cenit de su gloria, cuando
galardeaba su juventud, no sabéias cómo embargaba su intere-
sante figura: su palidez oliveña, sus ojos abismales de lejano
mirar le daban un inconfundible aspecto. No porque él se ata-
viase de manera original. Vestía de modo natural, pero andaba
con una desenvoltura y sus ademanes eran blandos, con suavi-
dad y elegancia, de suerte que, no los que conviviesen con él,
sino un extranjero acabado de llegar, al mirarlo por esas calles,
se volvía curioso a preguntar: -¿ Quién es él? Para escuchar con
cierta emocionada voz: -Es Julio Flórez. Porque todo el aspecto
exterior, con su renegrido bigote de levantadas guías, hacía de
la estampa del bardo como el sugerido por Baudelaire, que en
medio de los hombres y su vocinglería sus alas gigantescas le
impiden caminar. .. Entonces Julio Flórez, tal como el Musset de
1840 en Francia, fue la síntesis del bello romanticismo de un
pueblo".
(Leonidas Flórez IJvarez, conferencia radial 1941)
C/8/4
Dice Flórez en su testamento que nació en Chiquinquirá el 22 de mayo
de 1867, hijo de Policarpo María Flórez y Dolores Roa de Flórez.
.
.
336
Hace 13 años que vive en Usiacurí y tiene cinco niños. Declara que
sus bienes consisten en una casa situada en Barranquilla, tres casitas
en Usiacurí y unos potreros en este mismo municipio. Posee además
ciento cincuenta cabezas de ganado herradas con sus iniciales. Tiene
cincuenta arrobas de algodón en su casa de habitación. Es propietario
de un lote de mercancías consignadas para la venta en Barranquilla.
Tiene varias acreencias y una póliza de seguros por mil pesos. Deja
además su colección de manuscritos, muchos de ellos inéditos, para
que los señores Ezequiel Rosado y Miguel Moreno Alba, los hagan
editar. De sus bienes hace seis partes, para sus cinco hijos y su esposa.
Quiere ser enterrado en el altozano de su casa de habitación, o en caso
de que no se pueda, en el altozano de la iglesia. No quiere en ninguna
forma que sus restos sean trasladados a Barranquilla o a cualquier
otra parte.
Dice que ha amado a su patria con idolatría, la ha glorificado en el
exterior y quiere que en su tumba sólo se ponga esta inscripción:
JULIO FLOREZ
COLOMBIANO
Este testamento podría hacer creer que la familia Flórez Moreno que-
dó boyante económicamente. El poeta había trabajado con gran empeño
para dejar a su mujer y a sus hijos un futuro despejado. Desgraciada-
mente, cuando él desapareció, aparecieron los cuervos y los despoja-
ron de la mayoría de sus bienes. De los inmuebles, una de las casitas
se derrumbó por la resequedad del terreno; la otra, que se alquilaba,
con el tiempo hubo que demolerla; la tercera quedó como monumen-
to fúnebre y contiene la tumba del poeta. Petrona y sus cinco hijos se
trasladaron a Barranquilla en 1940.
El gobierno colombiano cumplió con darles la educación a sus cinco
hijos, a solicitud del poeta y todos cinco han brillado en el desempeño
de sus profesiones.
Las joyas que le ofrendaron al poeta sus admiradores el día de la
coronación, en oro y esmeraldas, lo mismo que los relojes de oro del
poeta, pasaron incomprensiblemente a manos de una comunidad re-
.
337
ligiosa de educadores. Algunos de los regalos recibidos en esa fecha,
fueron:
Araña de oro enviada por "El Tiempo";
Laureles de oro de la colonia italiana;
Tarjeta de oro de la colonia siria;
Lira de oro del gobierno de Cundinamarca;
Lira de oro del diario "El Colombiano" de Medellín;
Coronas de hojas de laurel en bronce, de los periodistas;
Crucifijo tallado por los presos de Santa Marta, que su cadáver llevó
en el pecho.
Además recibió como homenaje para la coronación:
Poema de Guillermo Valencia: "Hermano en el dolor ... "
Poema de Francisco Villaespesa: "Tríptico"
Cuarteta de Adolfo León Gómez desde el leprocomio de Agua de
Dios.
A la muerte del poeta, el Congreso Nacional de la República de Co-
lombia, decretó la Primera Ley de Honores a Julio Flórez No. 29 de
1924.
C/8/5
Julio tuvo el consuelo de compartir los momentos finales con su no-
veno hermano, Joaquín Flórez Roa, quien lo acompañó discretamen-
te y lo sostuvo con su serenidad durante ese trance de la despedida de
la vida. A ¡'as cuatro de la mañana del martes 7, Flórez sufrió un sín-
cope. Al recuperar la lucidez, dijo a Joaquín:
-"Esta carne se me pudre pero mi espíritu empieza a sentirse
libre".
A las ocho hizo llamar a su esposa y sus cinco hijos y se despidió de
todos ellos.
Es el momento de aclarar un error que quedó consignado, con otros
pequeños "gazapos", en mi ensayo sobre la Gruta Simbólica publica-
do en el Manual de Literatura Colombiana, donde doy por muerto a
Joaquín en la batalla de Bucaramanga de la Guerra de los Mil Días.
No fue así. Joaquín participó en ese heroico encuentro donde los
338
liberales se batieron valientemente y sucumbieron bajo la supe-
rioridad cuantitativa de las tropas conservadoras dotadas de armas
modernas, y recibió una grave herida en el labio superior que le de-
formó la cara para siempre. Más tarde fijó su residencia en Barran-
quilla y fue buen amigo y compañero de su séptimo hermano, Julio,
a quien ayudó a bien morir.
Quiero agradecer a mis tres hermanos: Roberto, Alejandro y Fernan-
do Serpa Flórez, por el interés y apoyo que me brindaron durante mis
quince años en labor en este libro. Ellos siempre han creído en mí y
su colaboración y su cariño me han sostenido a todo lo largo de esta
definitiva ausencia de mi patria.
Agradezco también al profesor Rafael Gutiérrez Girardot, con quien
me entrevisté en la Universidad de Bonn en octubre de 1985, por los
valiosos consejos que me trañsmitió sobre el manejo de la bibliografía
y la claridad de su visión sobre la problemática del poeta Julio Flórez
como expresión social colombiana del fin de siglo.
----.
339
EPlLOGO:
"El recuerdo amable de Julio Flórez, el último becqueriano".
-Inspirado poeta fallecido recientemente en Barranquilla-
Por Max Enriquez Ureña
en "Unión Ibero-americana" . Madrid
"Las repúblicas del trópico americano lo vieron pasar, con la alforja
al hombro y el báculo en la mano. Cruzó como la evocación redivida
de los rapsodas antiguos. Fue, de ciudad en ciudad, recitando sus
versos con voz de arrullo y gesto de cansancio. No ocultaba a la cu-
riosidad aldeana los repliegues de su carácter. Tendió a todos la mano,
abrió su corazón de par en par, y se dio a conocer, tal como era, a
cuantos se le acercaron. Es así como a la popularidad continental de
sus versos supo unir, por doquiera puso la planta, la amable, la sen-
cilla, la franca simpatía de su persona.
Julio Flórez era -por lo que a grandes trazos evoco- el tipo ejemplar
del 'trovero'. Nadie mejor que él podría llenar el concepto, hoy vul-
garizado de que el poeta nace poeta y no necesita ningún otro elemen-
to para serio. Yo no quiero discutir ahora si esto es así o si el don
natural del sentimiento poético requiere una educación refinada que,
mientras más alta sea, a más empinadas cumbres ha de exaltar al
elegido. Me limito a consignar el hecho de que Julio Flórez, poseedor
de una sentimentalidad morbosa y de una gran visión poética, corres-
ponde al núcleo de aquellos poetas absolutamente espontáneos, que
.
341
'Sobre la muda Esfinge del desierto
un águila caudal clavó su garra
y le dijo a la Esfinge: 'El viejo ha muerto'.
Del mismo modo, madrigales delicados como 'Oriental' y 'En el sa-
lón', el soneto 'Vieja Historia', las composiciones 'En el café', 'El
gran poeta' y 'Ultimo Grito', todas de corte breve y sintético, resultan
labor más acabada y completa que toda la producción, extensa y de-
sigual, que atesora su libro Fronda Lírica.
Es natural que Julio Flórez, un becqueriano retardado, encontrara en
las composiciones breves su forma adecuada de expresión. En nues-
tros días su figura resultaba única en la literatura Hispanoamericana.
Supo conservar siempre las condiciones características de su escuela
y su temperamento.
Hoy, cuando de Colombia -su Patria- nos llega un gran clamor de
duelo en torno a esa tumba prematuramente abierta, debemos incli-
namos con admiración y respeto ante el recuerdo amable a Julio Flórez,
el último becqueriano".
MAX ENRIQUEZ UREÑA
.
340
han creado una obra literaria meritoria sin el concurso de una cultura
superior.
Su léxico era reducido. Su versificación, melodiosa y suave, aunque
con las incorrecciones consiguientes de quien desprecia la técnica.
Sus ideas, un eco del pesimismo de Bécquer, y más aún, del de Bar-
trina, con algunos toques de la melancolía que caracterizaba a José
Asunción Silva, aún en sus manifestaciones optimistas. El concepto
que Julio Flórez tenía de la vida y de la muerte se resume en esta
imprecación final de su composición 'Ley Implacable':
'[Hombre! Eres pasto de un rencor violento;
al mal te empujan invisibles manos:
¡vives, y te devora el sufrimiento!
mueres, y te devoran los gusanos!'
Julio Flórez fue ante todo un poeta popular por las mismas condicio-
nes que acabo de indicar en su poesía. Y esa poesía, apta para adueñarse
del alma de las muchedumbres, tenía al mismo tiempo cualidades
suficientes para imponerse al criterio más exigente y refinado. En
aquellos versos ingenuos y dolorosos iba envuelta un alma triste y
escéptica. Es así-como-esa alma hecha versos, y esos versos hechos
alma, se iban por el mundo del espíritu dejando al pasar un perfume
de suicidio y de amargura, sacudiendo los rosales del sentimiento en
copiosas floraciones estéticas.
Las más gallardas muestras del talento poético quedan en algunas de
sus composiciones breves, hechas a la manera de Bécquer. De Cardos
y Lirios, de Manojos de Zarzas, de Cesta de Lotos, y aún de las j uve-
niles Gotas de Ajenjo, puede entresacarse la parte más hermosa y
perdurable de su labor. No es en composiciones largas y difusas, aun-
que llenas de muy apreciables rasgos, como 'Altas Ternuras', donde
alcanzó Julio Flórez su cabal expresión poética. Si se comparan sus
dos Odas a Víctor Hugo, se puede apreciar cómo la más larga, la que
siempre recitaba ante los públicos heterogéneos, no pasaba de ser un
encadenamiento de efectismos deslumbrantes, apareciendo la idea
en extremo diluída y hueca. La otra, en cambio alcanza esta admira-
ble síntesis de expresión en sus tres únicos versos:
'Sobre la muda Esfinge del desierto
un águila caudal clavó su garra
y le dijo a la Esfinge: 'El viejo ha muerto'.
Del mismo modo, madrigales delicados como 'Oriental' y 'En el sa-
lón', el soneto 'Vieja Historia', las composiciones 'En el café', 'El
gran poeta' y 'Ultimo Grito', todas de corte breve y sintético, resultan
labor más acabada y completa que toda la producción, extensa y de-
sigual, que atesora su libro Fronda Lírica.
Es natural que Julio Flórez, un becqueriano retardado, encontrara en
las composiciones breves su forma adecuada de expresión. En nues-
tros días su figura resultaba única en la literatura Hispanoamericana.
Supo conservar siempre las condiciones características de su escuela
y su temperamento.
Hoy, cuando de Colombia -su Patria- nos llega un gran clamor de
duelo en torno a esa tumba prematuramente abierta, debemos incli-
namos con admiración y respeto ante el recuerdo amable a Julio Flórez,
el último becqueriano".
MAX ENRIQUEZ UREÑA
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